[…] Las serpientes fueron directamente
hacia Laocoonte. Primero, cada una de
ellas se enredó alrededor del cuerpo de
los hijos pequeños del sacerdote,
apretándolos fuerte, envenenándolos […].
Virgilio, La Eneida (II, 59-70)
CuLtUrA cLáSiCa
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