miércoles, 17 de octubre de 2007

Orión

Orión era un hermoso mancebo y un cazador infatigable. Sobresalía entre todos los héroes de su tiempo por su estatura y por su fuerza. Diana le eligió para que formara parte de su séquito y le confirió los primeros empleos de su corte, prodigándole patentes muestras de su protección bienhechora; suerte afortunada que parecía que no había de acabarse jamás. Pero su vanidad fue la causa de su ruina. Un día después de llevar a cabo una brillante cacería y mientras era objeto de halagadores elogios, se jactó de que no había monstruo alguno ni en las selvas, ni en los montes, ni en el desierto, con el que no pudiera acabar y prosiguió apuntando que ni las panteras, ni los tigre, ni los leones le producían espanto alguno. La Tierra, que se creyó desafiada por tanta jactancia, mandó contra este gigante un simple escorpión cuya mordedura le causó la muerte. Desconsolada Diana por la muerte de uno de sus más intrépidos cazadores, consiguió que Júpiter lo transportara al cielo y lo colocara entre los astros, donde aún hoy forma una de las más brillantes constelaciones del firmamento: la constelación de Orión.



No hay comentarios: